Los piercings son aberturas que se realizan en el cuerpo, con el objetivo de ubicar pendientes, aros u otros ornamentos, habitualmente de origen metálico. Son muy populares durante los últimos años entre los jóvenes, puesto que se relacionan con rasgos de inconformidad, empatía hacia otras culturas y religiones o simplemente, moda. Estos elementos decorativos se pueden ubicar en prácticamente todas las partes del cuerpo. Actualmente es bastante habitual contar un piercing en la boca, en el frenillo lingual o en la misma lengua.
Colocar un piercing en la zona de la boca puede acarrear complicaciones, tanto en el proceso de colocación y las horas posteriores (infecciones, hemorragias, lesiones nerviosas, dolor, problemas de cicatrización y lesiones en glándulas salivares), como tardíamente, puesto que son cuerpos extraños implantados en una zona muy tendente a la contaminación, como es la boca
En este artículo vamos a exponer 10 razones por las que consideramos que la boca, no es un buen lugar para ubicar un piercing.
- Sangrado e inflamación: Una vez finalizada la intervención para colocar el piercing y transcurridas unas horas, se inicia un proceso inflamatorio local, que hallará su máximo a los 3-4 días. Así mimo, compaña un sangrado abundante, puesto que se dañan gran cantidad de los vasos sanguíneos y capilares que pueblan la zona.
- Reacciones alérgicas: Los materiales de que están compuestos los pendientes pueden provocar una reacción hipersensible por contacto. Así mismo, el roce constante de la lengua contra el interior bucal, puede producir irritaciones y derivar en úlceras.
- Fracturas y desgastes: Con frecuencia se ven fracturas dentales o desgastes. No en vano, ciertos estudios concluyen que el 47% de las personas que llevaron un piercing en la lengua durante 4 o más años, sufrieron alguna rotura parcial en la dentadura o maloclusiónes, debido a traumatismos masticatorios.
- El piercing en la boca provoca alteraciones en el gusto: Es habitual que después de la colocación del pendiente, se vea afectado el sentido del gusto debido al trauma que supone. Su sabor a metal, la retención de bacterias e incluso por lesiones nerviosas.
Así mismo, la presencia de un piercing oral, aumenta la dificultad para masticar, pronunciar ciertas letras e incrementa la sensibilidad dental. - Problemas de halitosis: La aparición del mal aliento se ve favorecida por la presencia del piercing y la inflamación de los tejidos que lo rodean. Acumula bacterias y no permite realizar una higiene bucal completa.
- Aspiración: Como sucede con cualquier elemento extraño presente en la boca, existe la posibilidad de tragarlo involuntariamente y por tanto, un riesgo asfixia y lesionar el sistema digestivo o los pulmones.
- Infecciones: Las posibilidades de infección en la cavidad oral aumentan al realizar una intervención quirúrgica y los piercings orales son posibles factores de transmisión de hepatitis B, C D i G.
- Un piercing en la boca puede provocar daños en el esmalte, encías o empastes: El golpeteo del piercing contra el esmalte de nuestros dientes puede acabar dañando el esmalte o los empastes. Son frecuentes las abrasiones dentales en especial sobre las dentaduras con restauraciones. En ese caso necesitarás recibir un tratamiento de periodoncia
En los casos de piercings labiales, su rozamiento con las encías, puede acabar desgastándolas y producir heridas, llagas o retracciones gingivales, de forma similar a lo que sucede con una periodontitis grave.
Es muy importante retirar el piercing o colocar un protector bucal para realizar deporte, ya que el riesgo de traumatismos es más alto. - Endocarditis: La colocación de esta pieza ornamental en la cavidad oral es una oportunidad para que las bacterias orales entren en la circulación sanguínea y se dirijan al corazón a través del torrente sanguíneo. Aumenta el riesgo de endocarditis bacteriana (inflamación grave de las válvulas o tejidos del corazón).
- Cáncer oral: Como explicamos anteriormente, una perforación en la boca podría llegar a generar úlceras por la irritación constante y estas se pueden tornar precancerosas.
Una vez conocidos los riesgos, si decides seguir adelante, recuerda estas piezas ornamentales deben ser colocadas por un profesional en la materia, con la debida experiencia y con los medios higiénicos necesarios. El material del pendiente debe ser lo más biocompatible posible, por ejemplo, Gastaminza.
Además, el mantenimiento debe ser muy escrupuloso, procura ir a revisiones periódicas con un dentista y mientras tanto, mantén una higiene lo más meticulosa posible, utiliza colutorios antisépticos y procura no fumar.