Visitar regularmente al dentista puede hacer mucho más por ti de lo que imaginas. Además de ayudarte a tener una bonita sonrisa, consigues controlar o evitar muchas molestias y enfermedades que pueden derivar en problemas importantes para tu salud bucal y también, general. Cuidar la higiene oral es primordial para conseguir una buena salud bucal y además una primera barrera preventira contra enfermedades que pueden llegar a afectar todo el cuerpo.

 

Una mala higiene bucal puede motivar otras enfermedades

Existe una estrecha relación entre las enfermedades de las encías (periodontales) y las complicaciones de salud como problemas cardíacos. Además, las mujeres embarazadas con enfermedad periodontal son más propensas a tener partos prematuros y bebes pequeños y de bajo peso.

Muchas veces es difícil comprender cómo una infección bucal puede provocar problemas digestivos o incluso afectar a otros órganos de nuestro cuerpo. Sin embargo, esto es así.

Nuestra boca es el acceso a nuestro aparato digestivo, es la puerta a nuestro interior, y en ella inicia el proceso de la digestión. Por ello, todas las bacterias y todos los gérmenes que presentes en la cavidad bucal, pueden acceder y propagarse con facilidad a otras partes del cuerpo afectando la flora intestinal. En el caso del corazón, por ejemplo, las bacterias que penetran por nuestra boca pueden alcanzar el torrente sanguíneo. Cuando éstas llegan al corazón, se adhieren a cualquier área y causan una inflamación. Esto puede resultar en enfermedades como la endocarditis, que es una infección del revestimiento interno del corazón.

Mantener una boca sana, para sentirse sano.

Una de las cosas más importantes que cada uno de nosotros podemos hacer por nuestros dientes y encías, es mantener una correcta higiene bucal. Como se ha indicado anteriormente, la buena salud oral es esencial para nuestro bienestar general.
Los cuidados diarios ayudan a buena salud bucal y a prevenir problemas posteriores dolorosos paralizando o impidiendo posibles infecciones. Los pasos son muy sencillos:

  • Cepíllate los dientes en profundidad al menos 3 veces al día, después de cada comida.
  • Utiliza el hilo dental para eliminar los restos de comida que han quedado entre los dientes incluso tras el cepillado.
  • Utiliza productos dentales con flour, y recuerda usar enjuague bucal al menos dos veces al día.
  • Vigila tu alimentación. Apuesta por una dieta equilibrada y evita picar entre horas.

Y, por supuesto, no dejes de visitar periódicamente a tu dentista para prevenir y curar. Es importante que recuerdes que una limpieza profesional es un complemento de una buena rutina de salud bucal, y te ayudará a cepillar las zonas difíciles a las que nuestro cepillado diario no llega.